Las personas dependientes son simplemente aquellas que necesitan apoyo para realizar tareas tan básicas como vestirse, comer, caminar, asearse, etc.
Todos/as somos susceptibles de estar en esta situación en algún momento de nuestra vida. Las personas dependientes pueden ser jóvenes o ancianos, personas con una discapacidad, con una enfermedad crónica o temporal.
Clasificación:
La dependencia la podemos clasificar tanto por tipos como por grados. Por tipos podríamos hablar de:
· La física, cuando la persona pierde alguna de sus funciones básicas corporales,
· La mental o psíquica, cuando afecta a alguna capacidad referida a la resolución de problemas, toma de decisiones, etc
· La afectivo-emocional.
Se pueden dar todas al mismo tiempo o de manera individual.
En cuanto a los grados hablamos de leve, moderada y severa dependiendo de la necesidad de apoyo que requiera la persona.
Factores desencadenantes:
Los factores que desencadenan la situación de dependencia pueden ser muy variados y cada uno requiere una atención diferente:
· Enfermedades como la artrosis, tumores, Parkinson.
· Limitaciones sensoriales (en la audición, en la vista).
· Síndromes.
· Lesiones neurológicas
· Discapacidades producidas por accidentes de tráfico o laborales,
· Consumo de drogas que producen efectos secundarios.
· Déficit intelectual.
Como consecuencia todo esto se genera un estado del que participa tanto la persona afectada como el/la cuidador/a. Se plantean entonces una serie de realidades entorno a la vida de las personas que tienen que ver con el proceso de adaptación de las mismas al entorno. Nos encontramos con una serie de limitaciones como:
· Las barreras arquitectónicas
· Falta de ayudas de tipo económico o profesional
· Falta de recursos de guarderías, centros de día, residencias, etc.
Todas ellas junto con la actitud y la red social que gire en torno a la persona hacen más o menos autónomo/a a lo/as implicado/as.
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