El cuidador debe cuidarse a sí mismo para mantener su propia salud y bienestar y por el bien de la persona a la que cuida.
El cuidador puede necesitar ayuda cuando presenta síntomas tales como:
· Aumento de irritabilidad.
· Problemas de sueño.
· Pérdida de energía, fatiga.
· Aislamiento.
· Consumo excesivo de: tabaco, alcohol, cafeína, fármacos.
· Problemas físicos: palpitaciones, temblor de manos, molestias digestivas.
· Problemas de memoria.
· Dificultad para concentrarse.
· Menor interés en personas y/o actividades que eran objeto de interés.
· Aumento o disminución de apetito.
· Actos rutinarios repetitivos. Ej: limpiar continuamente.
· Cambios de humor, dar importancia a detalles pequeños.
· Dificultad para superar sentimientos de depresión o nervios.
· Tratar a personas de la familia de forma menos considerada.
Para cuidarse a sí mismo, el cuidador debe pedir ayuda y buscar apoyo en los profesionales, familiares y amigos. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, es una excelente forma de cuidar.
El cuidador tiene que poner límite a la cantidad de cuidado, es decir, aprender a delegar, saber decir que no, hábitos saludables, controlar el estrés y los sentimientos negativos.
El cuidador tiene que poner límite a la cantidad de cuidado, es decir, aprender a delegar, saber decir que no, hábitos saludables, controlar el estrés y los sentimientos negativos.
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